11/07/2025
RUSIA QUIERE EXPORTAR MÁS Y LLEVA A CERO LAS RETENCIONES
En esta historia hay muchos puntos de contacto con nuestro país. La Argentina y Rusia integran la acotada y poco feliz lista de naciones que aplican derechos de exportación a sus ventas externas de commodities agrícolas. La diferencia es que el gobierno de Putin advirtió las nefastas consecuencias de esta política para las arcas del país, y decidió volver sobre sus pasos.
La noticia indica que Rusia redujo a cero sus aranceles semanales de exportación de trigo por primera vez desde su implementación en junio de 2021, en un intento por reactivar las ventas, que se encuentran en un momento de desaceleración. Bloomberg da cuenta de que el Ministerio de Agricultura ruso fijó el arancel en cero del 9 al 15 de julio, por debajo de los USD 0,70 por tonelada vigentes del 2 al 8 de julio y de los USD 60 que se tributaban hace seis meses.
Este país utiliza la modalidad de aranceles flotantes aplicados a las exportaciones de trigo, maíz y cebada, calculados semanalmente como la diferencia entre los precios base y los precios de exportación. Se ha decidido eximir al trigo de esta gabela en medio de una disminución de las exportaciones de Rusia, el mayor vendedor de trigo del mundo.
Cómo es razonable, los agricultores de este país han solicitado regularmente al gobierno la eliminación o reducción del arancel, alegando que perjudica la rentabilidad del cultivo de trigo y que solo una pequeña parte de los fondos recaudados se devuelve al sector. Es este también un escenario similar al que se registra en la Argentina, o quizás peor; aquí ni un solo peso vuelve al sector.
Pero lo que activó el cambio de postura no fueron los reclamos de los hombres de campo. En junio, Rusia exportó 1,12 millones de toneladas de trigo, una cuarta parte del nivel del año anterior, según informó Interfax, citando a la Unión Rusa de Granos. Se calcula que las exportaciones de trigo entre julio de 2024 y junio de 2025 disminuyeron un 28%, hasta los 41,5 millones de toneladas. Es cierto, la producción fue menor, pero las medidas de protección al mercado interno hicieron que la merma recayera sobre las exportaciones y el ingreso de divisas al país. En mayo, el viceprimer ministro Dmitri Patrushev reconoció que se necesitaban medidas urgentes para corregir la situación y mantener la cuota de mercado.
No mucho tiempo atrás, se dijo oficialmente que el gobierno estaba reforzando el control sobre la exportación de productos agrícolas para priorizar el abastecimiento del mercado interno. “La decisión ayudará a suavizar las fluctuaciones en los precios al consumidor causadas por el agotamiento de las existencias de producción nacional, y contribuirá a frenar la inflación”, proclamó entonces el Estado ruso en un comunicado. Ahora los resultados de esta política están siendo revisados.
¿Y la Argentina? Desde el 1º de julio la soja ha vuelto a tributar el 33% y el maíz el 12%, lo cual saca de la cancha a ambos cultivos en gran parte del área agrícola, en especial a la oleaginosa. Todos apuraron el paso para evitar la encerrona. Durante el mes de junio las empresas del sector liquidaron la suma de USD 3.706 millones de dólares, lo cual resulta un 87% superior al mismo mes del año 2024, así como un incremento del 21% en relación a mayo de 2025.
Desde ya, esto tiene íntima vinculación con la proximidad de la fecha de finalización del recorte impuesto a las retenciones en enero último. Como se esperada, tras el retorno de las retenciones aumentadas, las operaciones de soja se paralizaron, sin precios de referencia en Rosario; las ruedas que siguieron al 1º de julio mostraron un derrumbe de los negocios con granos. El impacto fue tal que no hubo ofertas de compras abiertas por parte de las fábricas.
Según el Monitor del Comercio Granario, durante las cinco ruedas previas al cierre de la ventana impositiva se negociaron en promedio 560.000 toneladas diarias de soja. Desde el 1° de julio, el número se desplomó a unas 120.000 toneladas por día. Aunque la actividad repuntó levemente en los días siguientes, el ritmo de operaciones no volvió a los niveles anteriores. Aun así, los precios se mantuvieron relativamente estables, con una pizarra que pasó de $320.000 a $315.000 por tonelada, favorecida por la suba del tipo de cambio y mejores cotizaciones en el mercado internacional.
En el caso del maíz, la caída fue menos abrupta. El volumen promedio bajó de 230.000 toneladas por jornada antes del 30 de junio a 200.000 el martes siguiente, para luego estabilizarse en torno de las 130.000 toneladas diarias. Aun así, la caída muestra el impacto directo del cambio en las condiciones fiscales sobre la comercialización del cereal.
La Bolsa de Comercio de Rosario destaca que el sector agroindustrial argentino anotó exportaciones por casi USD 21.000 millones durante el primer semestre del año, a partir de un volumen récord de comercialización. El dato es aún más significativo si se tiene en cuenta el contexto de precios internacionales muy poco estimulantes. Esto pone de relieve el fuerte impacto que se consigue cuando se reduce este impuesto distorsivo.
Aun con el loable objetivo de mantener el superávit fiscal, la realidad parece indicar que ha sido una estrategia equivocada la que puso en juego el gobierno. Una victoria a lo Pirro, que probablemente se pagará durante la segunda mitad de este año con un ingreso de divisas mermado, salvo cambios muy importantes en la paridad cambiaria o aumentos considerables en los precios internacionales, algo que parece difícil.
Fuente: Infobae
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